Sexo anal seguro e higiene


La mucosa rectal es frágil y sensible a las infecciones por virus y bacterias. La mucosa absorbe las sustancias depositadas en el recto. Esta capacidad de absorción puede aumentarse involuntariamente mediante una penetración brutal, que puede provocar pequeñas microheridas y ocasionar hasta hemorragias. Por tanto, es un terreno propicio para la propagación de infecciones de transmisión sexual (ITS, antes llamadas "enfermedades de transmisión sexual" o ETS), ya sean virales como el VIH (virus de inmunodeficiencia humano), el papiloma humano (PBH), todos los tipos de hepatitis (a excepción de la hepatitis A) los herpes genitales y otras también famosas pero de causa bacteriana como la gonorrea, la sífilis y otras, incluso en el caso de que no haya eyaculación.

En consecuencia siempre se aconseja la práctica del sexo anal utilizando un condón.

Es importante prestar cuidado al extraer el condón de su envoltorio, para no dañarlo con las uñas y evitar que se rompa. Si la práctica de la pedicación o sexo anal se efectúa sin condón, en todo caso es —aunque parezca obvio— imprescindible el máximo nivel de higiene del ano y del recto, así como del pene en el momento de la penetración; siempre se recomienda que no se practique felación ni penetración vaginal alguna después de la penetración anal, esto para evitar infecciones generalizadas a partir de los gérmenes que puedan encontrarse en el ano y en el recto. En todo caso, un coito vaginal practicado luego del sexo anal deberá incluir, necesariamente, el lavado del pene, con suficiente agua y jabón, por las mismas razones.

La higiene es importante para una buena salud del ano y para la práctica del sexo anal. El lavado con jabón neutro y agua mantendrán el ano limpio. El lavado debe hacerse con suavidad.

El cuidado normal facilita que exista una hidratación natural que permite que la piel que le rodea esté suave y elástica.

Lubricación

Contrariamente a la vulva y la vagina, el ano y el recto no segregan lubricación natural que facilite la relación sexual. Tampoco estos músculos tienen una elasticidad que les permitan dilatarse naturalmente. Por ello, la penetración anal debe ser practicada con sumo cuidado, para evitar la propensión existente a los desgarros y fisuras anales.

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